15.1.12

BFF

C estaba confundida, la gente era su entorno actual, pero de a momentos estaban en la isla que la vio nacer. No era la primera vez que todo carecía de sentido: los hechos, la gente, los lugares. Decidió no prestarle mucha atención a aquel pequeño (gran) detalle y se dispuso a seguir con lo que estaba haciendo. OK, me gustaría saber por qué estoy en el mismo barrio que P y L, por qué me los voy a cruzar en cualquier momento y por qué se les dio por andar en bicicleta con este tiempo, se dijo C a sí misma. Retomó el trayecto con su bicicleta (menos mal que había mal tiempo) y los siguió alejada por el bosque. Se están yendo muy cerca del pantano, ¿qué flashean?, murmuró C.
De pronto la tormenta rompió la calma que la aguardaba. C voló hasta su casa y ahí se quedó hasta que el tiempo se calmó. Cuando salió de nuevo hacia el bosque vio que la gente estaba revuelta. Dos personas habían sido alcanzadas por la tormenta y una de ellas seguía sin aparecer. P y L, pensó inmediatamente C.  Se acercó al lugar y ahí estaba él, alterado, mojado y preocupado por L. Está hermoso, como siempre, pensaba C dentro de su cabeza. L estaba desaparecida en el bosque, P estaba muy asustado y C quería volver a hablar con P, por lo que salió corriendo a buscar a L pensando que así podía hablar con él. Ilusa. En la búsqueda no estaba ella sola: había un hombre pelado también en bicicleta intentando encontrar a L. Pero el hombre no sabía que ellos se habían desviado al pantano. C inmediatamente se dirigió hacia esa zona. L, L, ¿dónde estás? ¡aparecé!, gritaba C. Decide acercarse a la orilla y ahí ve a una chica intentando salir con su bicicleta. Era L. Era hermosa. Hasta pasada por agua, hecha mierda y todo, era hermosa. La ayuda a salir e inmediatamente llama a P.
- ¡Hola P, apareció L! ¡P, está aca conmigo, L está conmigo! 
- Ah, bueno. 
Forro, acabo de sacar a tu mejor amiga de un pantano y así me lo agradecés, pensó C. L no entendía nada, sólo la miraba sorprendida. Se quedaron sentadas un largo rato hasta que L rompió el silencio.
- Gracias, no entiendo cómo llegaste hasta acá y me viste, pero gracias.
- Antes de la tormenta los vi desviándose para acá. Después empezó a llover y me volví. Me  pareció raro que tomaran este camino, sólo la gente de la zona se mete. Soy C.
- L, aunque por lo que veo ya sabés quién soy. Siento que te conozco de alguna parte, pero no se me ocurre de dónde.
- No es importante ahora. Vení, vamos a mi casa así te secás y tomás algo caliente. 
Se levantaron para emprender el regreso y L mirando su bicicleta pregunta:
- Podría haber quedado peor, ¿no? 
- Obvio, no es nada que no tenga solución. Aparte, estaba tu vida antes que la bicicleta, yo la hubiese dejado.
Ambas se rieron. Comenzaron a caminar y lo único que pasaba por la mente de C era que estaba con la mejor amiga de P, que era hermosa y que nada de lo que estaba pasando tenía sentido. 
Nunca hay gente en la casa de C, pero justo ese día estaban todos sus hermanos. OK, la mejor amiga de P está en mi casa y conociendo a toda mi familia, repetía C dentro de su cabeza. L se quedó charlando con la gente mientras C le preparaba un té. Todos pegaron buena onda. El tiempo pasaba y nadie se daba cuenta. Era una linda tarde, gris, mojada, pero linda. De pronto C y L empiezan a hablar sobre cómo C la conocía y ésta le contesta:
- Mejor vayamos a mi habitación y te cuento, y de paso te cambiás que estás empapada todavía.
L asintió sonriendo y ambas comenzaron a subir las escaleras. 


Suena el despertador. 8.45 AM, Domingo 15 de Enero de 2012.

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